Llevaba unos días deseando
escribir sobre este tema, pero nunca encontraba el momento o la inspiración
correcta para hacerlo.
Todas esas ganas vinieron a raíz de
una clase de psicología. En esa clase hablábamos del conflicto, la confusión, y
salió un tema que me intereso, me intereso porque me recordó a una situación
que viví hace un verano. En clase se decía “en las relaciones interhumanas para
que la convivencia sea soportable necesitamos un grao de compresión o un grado
bajo de confusión, necesitamos entender al otro como actúa de una manera de
otra en relación a su ser. Nos obstinamos en buscar una respuesta al conflicto”…
“ante una situación de conflicto tendemos a descargar esa responsabilidad sobre
el otro”. Nuestra profesora, Tecla, nos decía que cuando nosotros teníamos un
conflicto con una persona, nosotros nunca buscábamos la opinión del otro y no intentábamos
comprender el porqué de esa situación.
A mi esto me dio que pensar en un “conflicto”
que tuve con una “amiga” (lo pongo entre comillas porque para mi no es ni amiga
y tampoco ex-amiga porque todo acabo sin explicación). Ella y yo nos llevábamos
muy bien, nos conocíamos desde el colegio, aunque allí la relación era más
distante porque íbamos a clases distintas, continuamos en el instituto, la
relación mejoró aunque esa relación se consolido en 4º ESO y bachiller donde
empezamos a ir juntas a clase. La relación no era como con mi mejor amiga, pero
era buena, nos contábamos las cosas, nos reíamos juntas y hacíamos mil y una tonterías,
pero todo esto cambio. Cambio en el segundo verano que nos fuimos todos de
vacaciones, ya nos fuimos un primero y nos fue bastante bien y decidimos
repetir. Este verano surgieron unas situaciones que a mi no me involucraban
mucho, pero acabe metida, no estaba involucrada porque yo no esta, cuando volví
del pueblo todo había cambiado. Cambio, ella ya no me hablaba, ni me decía hola,
ya no se venia con el grupo que de amigos que habíamos consolidado ese verano,
solo con un chico que a día de hoy sigue siendo su mejor amigo y a la par es mi
amigo pero no tengo el valor de hablar de ella, nos distanciamos. El motivo de
ese distanciamos si soy sincera no tengo ni idea, porque las ultimas palabras
que hablamos fue por un mensaje privado de una red social totalmente cordial y
amigable y ya no hablamos más. Tengo sospecha de porque puede ser, pero no confió
en ellas al cien por cien.
El problema que sigamos así es el hecho de que
ninguna de las dos busco respuestas a este conflicto, no tuvimos el interés. Yo
la verdad que la culpa se la echo a ella, porque yo tengo la conciencia muy
tranquila de que no hecho nada para que esto suceda, y aunque también pienso
que ella me las echara a mí por motivos X que desconozco.
Hay días que me dan ganas de
preguntar el porqué de este conflicto, pero no tengo el valor suficiente. A lo
mejor no tengo el valor porque por parte de ella tampoco he visto acercamiento,
y lo mismo esto tenía que pasar porque esa relación no iba acabar muy bien,
todo puede ser. Aunque si me gustaría
volver hablar con ella, no espero que la relación vuelva a ser lo que era, pero
un trato cordial no me importaría.
La verdad que escribir estas
palabras aquí me ha servido mucho para desahogarme, lo necesitaba bastante.
La foto que he puesto esta difuminada, es de ella y mía y esta difuminada porque quiero guardar esa intimidad. Esta foto nos la hicimos ese último verano.
Gracias por leer estas palabras
que me salen de dentro.